Si mis botas y mi remo hablaran

Thursday, November 08, 2007

La "Nueva" Cuarta Maravilla del Mundo

Recuerdos de Machu Picchu

Lo que aún denominaba las "Ruinas de Machupichu" lo consideraba algo tan gastado turísticamente y tan comercializado que solamente el hecho de complacer a mi acompañante y llegar a la cima del Huayna Picchu eran los únicos motivos para agendarla en mi visita al Perú. Pero esa percepción cambió totalmente con solo hacerme presente en lo que en esos días estaba próximo a convertirse en Nueva Maravilla Mundial. La experiencia comenzó en el Ombligo del Imperio Inca, la ciudad de Cuzco, caminando con mi mochila en una fría madrugada por sus calles empedradas y amuralladas, esquivando los ultimos sobrevivientes de una noche de farra que hacían equilibrio entre los efectos del Pisco y el soroche.

Minutos despues, el espacio confinado de la combi (busito) y el malabarismo a la Houdini del que eran presa mis piernas era altamente recompensado por la música andina, las pláticas en quechua alrededor mío y el amanecer despertando valles, colinas, montañas, nevados, llamas, ovejas y campesinas ataviadas en coloridos vestidos y sombreros. Al bajarme en la Plaza de Ollantaytambo, entre pequeñas edificaciones adoquinadas, me encuentro un camión lleno de campesinos e indígenas dirigiéndose a destinos más remotos. Parece que nuestra Latinoamérica rural, olvidada, engañada y marginada es la misma a lo largo de este imponente continente.

Una vez en el tren, serpenteamos el río Urubamba entre sembrados de trigo y selva subtropical hasta que finalmente el tren se detuvo en Aguas Calientes, villa en donde la palabra horizonte parece no existir al estar ocultada por montañas tan verticales cual columnas que podrían sostener un mundo. Al día siguiente, con la luna llena aún mostrando su esplendor, abrigaba la esperanza de poder llegar con un poco de la luz de el astro de la noche, algo que pensaba haría la diferencia de visitar el codiciado destino.

Ya en las proximidades de Machu Picchu, una centena de gente de todos los rincones del mundo nos detuvimos a presentar el obligado boleto, y en medio de lo que recordaba una torre de babel, todos nos desesperábamos cual chiquillos esperando el timbre del recreo. La noche terminaba su función y daba paso a la claridad del 2 de julio de 2007 cuando los portones se abren y fuimos avanzando semiordenadamente. Era evidente la emoción de cada visitante. Pero aún faltaban unos pasos más: caminando entre andenes se avistaban las primeras edificaciones con sus techos reconstruidos, ...pero la ciudadela aún no mostraba su esplendor. Siguiendo adonde iban todos, súbitamente encuentro una puerta Inca que no todos percibieron; así que dejé que el resto continuara su tropel andenes arriba y me interné por la misma. Al cruzarla, lo primero que percibí fue como mis prejuicios y preconcepciones sobre las "ruinas" pasaban por mi garganta y me atragantaban mientras se descubría ante mis ojos el Santuario de Machu Picchu en todo su esplendor. Se me presentó libre de turistas y envuelto en la frialdad de esa mañana junto al fuerte rugir del Urubamba, el canto de las aves y las nubes disipándonse en las montañas circundantes. Historia, leyenda y paisaje se mezclaban en uno solo.

La Luna aún brillaba sobre varios nevados en la distancia, y como el sol seguía detrás de los altos Upus o montañas sagradas circundantes, la ciudadela se veía envuelta en un extraño ambiente azul que se combinaba con el verdor de sus pastos y la selva distante. Caminaba entre tanta historia que no sabía distinguir entre el mito, la leyenda y la realidad. El saber que la ciudadela nunca fue tocada por blanco alguno durante la invasión europea de hace 500 años realmente lo hacía ver todo muy virgen. En ese momento agradecí la decisión de visitar el lugar sin ataduras de agencias de viajes turísticas y andaba a mis anchas, con la sola guía del libro de viaje que mi otra mitad iba leyendo por cada recodo y esquina que cruzábamos. De repente reconocimos los rasgos característicos de un templo y hacia allá nos dirigimos. Nuestro libro nos decía cada una de las cosas que veíamos: El Templo de las Tres Ventanas, el Templo Principal, la Sacristía... Seguimos recorriendo hasta el punto más alto que teníamos al alcance, el Intiwatana, donde el sol se “amarra” al Santuario en cada solsticio. Allí, uno de los señores que se encarga de limpiar las malezas del lugar nos explicó gran parte de los detalles que veíamos y nos mostró el lugar desde donde el Inca tenía dominio completo de la Plaza y le hablaba a los pobladores. Súbitamente el astro rey hizo su aparición sobre los Upus justo cuando estábamos en ese templo... el momento era mágico. Me despedí del señor no sin antes darle un fuerte apretón de manos que me permitió transferirle un sol que vale por cinco que venía viajando en mi bolsillo.

Continuamos hasta el extremo Norte de la ciudadela y luego del control respectivo (fuimos el número 20 y 21 ese día!!), comenzamos el ascenso al Huayna Picchu por las escarpadas y empinadas escalinatas Incas. El frescor de la mañana y la sombra de la montaña hacían la súbida más placentera pero no menos fácil. De cuando en vez dejábamos pasar otros caminantes con menos años en sus piernas. Y recalco que dejábamos pasar porque no más de dos personas pueden permanecer lado a lado en varios tramos. Comenzamos a divisar las ruinas y andenes que coronan la cumbre luego de casi una hora de sudar, jadear y poner la mente sobre el cuerpo. Literalmente escalamos los últimos peldaños y al llegar nos sentamos a descansar en uno de los andenes. Nuevamente los Incas me hacían tragar mis pensamientos y me dejaban sorprendido al observar la ciudadela desde este ángulo jamás visto antes por mi persona. Lo que veían mis ojos me llevaba definitivamente a concluir de que no son ruinas..., que ciudadela es sólo un nombre descriptivo.... y que Santuario es definitvamente el sustantivo que mejor gloria le hace. El lenguaje que utilizábamos todos los que habíamos conseguido llegar lo evidenciaba. A pesar de que hasta esos momentos jamás nos habíamos visto y creo que jamás nos volveremos a ver, un solo lenguaje logró romper barreras culturales y linguísticas y reversó el efecto torre de Babel. Ese lenguaje que utilizábamos mientras contemplábamos tanta belleza, grandeza y majestuosidad era uno solo: el silencio absoluto. No hubiera sido necesario preguntar si todos estábamos de acuerdo en que era algo indescriptible e impresionante.

Pero así como nosotros habíamos llegado, una horda de estrepitosos anglosojanes hizo su aparición cual Pizarro con sus caballos y nos tumbó del Nirvana que experimentábamos. Al recuperarme del golpe espiritual y mental que recibía, vino a mi mente la letra de la canción "Aqui no es Así" (Caifanes) y los calificativos que Ernesto de la Serna inmortalizara en su diario por estas tierras y que si mal no recuerdo dicen: "..ignorantes de la distancia moral que los separa del caído pueblo incaico, porque solo el espirítu semiindígena sudamericano puede apreciar tales sutilezas...".

Decidí que era tiempo de culminar los pocos metros que me separaban de la cima, labor que obligaba a pasar por un estrecho túnel entre rocas que evidenció que los genes que tienen que ver con la estatura del peruano promedio no han variado mucho desde tiempos incaicos. Ya en la cima, agradecí a los Dioses el haber mantenido el Santuario oculto por tantos años y que no hubiera viento fuerte que tornara peligrosa la acción de tomarse la foto de rigor. Seguía entonces el obligado descenso no sin llegar a la conclusión personal y definitiva que el Imperio Inca llegó a acumular un nivel de conocimiento cultural, científico y social muy por encima de aquellos que en su momento empuñaron la biblia y la espada y que desgraciadamente aún en nuestros días no hemos sabido imitar para el bienestar de toda nuestra Latinoamérica.

2 Comments:

  • At 11:35 AM, Blogger enmunos said…

    hey mae pura vida!!!
    ha sido una placer conocerte
    este es mi email enmunos@gmail.com
    UP THE IRONS!!!
    SI PUEDES PASAME EL CORREO DE TUS AMIGOS PARA ESCRIBIRLES... TENGO MUCHA PENA CON USTEDES PORQUE NO ME DESPEDI EL DIA Q ME FUI EN TAXI DESPUES DEL CONCIERTO...
    saludos
    kike!!!

     
  • At 10:04 AM, Blogger Lord of Wings said…

    Wow, no sabía que habías viajado al imperio Inca. Uno de mis destinos por cumplir...

     

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