Si mis botas y mi remo hablaran

Tuesday, July 17, 2007

La Entrega Fallida

Ya estoy de vuelta, pero mi cabeza y pensamientos aún siguen contemplando el nevado Huascarán y mis oídos siguen escuchando la música andina. No puedo negar que tengo unas ganas tremendas de regresar. Aunque tengo algo que confesar: Esos dos pedazos del terruño que debieron irse y quedarse en el Tahuantinsuyo (Imperio Inca) vinieron de vuelta, desgraciadamente para todos.

Si iba a poder llegar al templo de Pachamama (Madre Tierra) en el Titicaca, en la cima de una colina de una de sus islas, justamente en una población indígena-campesina en donde la biblia, la espada, el fusil y la globalización han fracasado, qué mejor lugar y propicia ocasión para ofrender a manera de sacrificio los dos pedazos del terruño. De hecho, si se visita ese lugar, debe ofrecerse algo. Estando loco como creo que estoy o no, lo hacía en nombre de todos nosotros.


Unos días antes de la partida había estado leyendo del calentamiento de nuestra casa y el deshielo que provoca, de ese deshielo que hará que nuestras costas estén más cerca de nosotros. Nuestra Panamá perderá su tan pequeña superficie y la ciudad se convertirá en una Venecia (o debo decir Nueva Orleans ?!). Leyendo eso me acordé de la simple simulación computarizada que hace unos años hiciera mi amigo el geógrafo Carlos Gordón: "¿Qué pasaría si el nivel del Pacífico subiera 6 metros?" Esa pregunta inquietaba a mi amigo, así que se puso manos a la obra y sus cálculos y simulación arrojaron que los Penonomeños tendrían que mudarse más allá de Sonadora (Woao!, el cerro de Los Pavos convertido en una isla!!!)


Con el temor de esas conclusiones y viendo en el oráculo que podría estar en uno de los principales templos de la Pachamama, me fui al Zaratí y le pedí que pusiera un poco de sus aguas en un pequeño envase, y en el cerro de Los Pavos, cerca de donde en otros tiempos hubo unas sillas ceremoniales talladas en la roca, escarbé y tomé piedrecillas, tierra y también involuntariamente una pluma de torcaza. Era algo mejor que una bandera para llevar a Perú, eran dos pedazos del terruño. Esa iba a ser la ofrenda que en nombre de todos los que conozco y aprecio llevaría para pedirle a la Madre y el Padre Tierra que se apiaden de nosotros en el momento que nos digan "Ya basta de abusarnos".

Pero la Fuerza Magisterial - dicho de otra forma, la huelga de los maestros - en tierras Inkas me hizo imposible poder llegar al destino. Estuve a un día de camino, pero el lobo del hombre me impidio entregar la ofrenda. Los desórdenes, manifestaciones, cierre de calles, lacrimógenas y rocas voladoras estaban a la orden del día cual Misti y Ampato en plena erupción en Puno, Juliaca y otras ciudades cercanas al Titicaca y que son rutas obligadas para quien quiera llegar al Lago.

Me ví forzado entonces a moverme más al Norte, en donde la furia del Magisterio eran más mansa y en donde la Cordillera Blanca con sus elevadas y blancas cumbres cual Dioses del Olimpo me esperaba también. Obviamente sin el entrenamiento y experiencia que coronar esas cumbres demanda, lo más que podía hacer era llegar al límite de las nieves. Así lo hice y el 10 de julio de 2007 subí caminado desde el pueblo de Huaraz hasta los 4200 metros sobre el nivel del mar para hacer noche al pie del nevado Churup y su laguna de mismo nombre. La entrega se hacía más difícil cuando al atardecer una nevada nos da una "cálida" bienvenida digna de Los Andes. Al día siguiente la nevada había movido el límite de nieve varios metros más abajo de nuestro campamento.

Con las energías renovadas por el desayuno y un mate caliente, y peleando mentalmente contra el soroche (mal de altura), literalmente logré escalar los 200 y tantos de metros que forman la represa natural de la laguna Churup. Al llegar no podía creer la belleza natural del lugar: Una laguna más clara que un espejo, donde las nubes y las montañas circundantes no se cansan de contemplarse cual Narciso en sus mejores tiempos. Al fondo, el nevado Churup formando el pequeño glaciar que nutre de agua a este embalse natural. Es imposible describirlo.

Al embriagarme con la escena, decidí que era una ofensa depositar agua y tierra foránea en este lugar que borra de tu mente hasta el más recóndito pensamiento negativo. Muy por el contrario, la escena me llenaba de esperanza y no sabía distinguir si eran mis ojos los que veían tanta belleza o era mi espíritu soñando una fantasía.


Así que de las misma forma abrupta en que termino este escrito, de esa misma forma las ofrendas nunca se entregaron. Lo siento por todos, los que conozco y los que no. Lo siento por mi mismo y los que aprecio. Parece que ya nos marcamos nuestro destino. Cuando llegue la hora, sálvese el que pueda y sepa.

pd. Toda la aventura fue excelente. Donde quiera que estuvimos nos trataron muy bien. Las charlas especialmente con los señores con nieve en sus cabellos que administraban los hostales donde dormimos quedaran grabadas para siempre en la memoria. Regresamos con un conocimiento de la cultura Inka que desconocíamos, no niego que en más de una ocasión sentí tanta rabia por lo que hizo la iglesia en su invasión disfrazada de conquista que sentí demasiada pena por mi mismo el haber sido bautizado. Perú, y especialmente el Q'osco (Cusco) es un pueblo muy orgulloso de su historia y pasado. Definitivamente que en Panama tenemos muy poco que ofrecer comparado a ese país. Es una lástima que las secuelas de tantos desastres naturales y politicos tengan a ese pueblo en mala situacion socioeconomica. Vayan con mente abierta nomás, les va a recontragustar.